Para poder avanzar en el camino espiritual es requisito fundamental ayudar a otros a que también avancen.
El egoísta no avanza en el camino que lleva al Ser.
Lamentablemente en este mundo moderno la competitividad, el consumismo, el amiguismo, van limitando la libre expresión del amor al prójimo.
A veces somos capaces de dar todo por nuestro hijo o algún familiar cercano, pero no miramos con igual amor al que no es de nuestra familia.
El desarrollo del amor al prójimo es esencial para progresar espiritualmente.
“Quien quiera luz, debe dar luz” (Samael Aun Weor).
A medida que vamos creciendo, a medida que nuestra conciencia va aumentando, esa misma conciencia nos debe empujar a ayudar a otros que están igual o peor que nosotros.
Si sólo nos quedamos en casa, guardando lo que hemos recibido, no se nos dará más.
“El egoísmo, es la sangre del ego”.
El que sea
capaz de arriesgar su vida por amor a los demás, es un alma grande.
El
amor es una energía de elevadísima vibración, frecuencia y velocidad;
es muchísimo más rápida que la velocidad de la luz. Por lo tanto, el
que ama de verdad, viaja a velocidades increíbles; pudiendo estar, al mismo
tiempo en varios lugares. Este don llamado “ubicuidad”,
que se asocia
a muchos santos y que la física cuántica moderna está comprobando como
una realidad a nivel subatómico.
Veamos
a los grandes hombres de la historia, a los Santos, Avataras; todos
ellos dieron hasta su vida por los demás, su Sacrificio se vio en Obras y no
en buenas intenciones.
Cada
vez que ayudamos a los demás a crecer, a liberarse, a comprender el
trabajo que tienen que hacer para liberarse de su propia cárcel (ego) nos ayudamos
a nosotros mismos también, porque todo lo que demos se nos devolverá
y multiplicado.
El
dar un buen ejemplo es ayudar a los demás, porque si nuestro ejemplo
deja que desear, ¿qué le vamos a pedir a los demás?
Todo
esto es muy importante de comprender, ya que si queremos subir,
debemos comprender que cada uno de nosotros es un eslabón de una gran
cadena. Por lo tanto, siempre debemos tener una mano hacia atrás para
ayudar al que está detrás de nosotros.
No
quieras avanzar sin ayudar al que está detrás de ti, de lo contrario tendrás
que bajar nuevamente a buscarlo.
El
amor al prójimo actúa como un motor impulsor en nuestro propio ascenso.
“El
que no vive para servir, no sirve para vivir”.
(…)
Al
vivir en el corazón, se vive de instante en instante, pues se sale del tiempo,
ya que el tiempo está en la mente.
La
alegría es inherente al corazón; así como la sencillez, la humildad y la
paz. Si no cultivas esas virtudes no podrás vivir en el corazón, te autoengañarás.
Si
te sales de la mente, te sacarás mil problemas de encima. Los problemas
son de la mente, ella los crea; le encanta complicarse.
El
corazón te muestra la verdad, la mente lo que quieres ver.
En
el corazón está la acción, en la mente la reacción. La acción nos hace espontáneos,
naturales; la reacción nos hace mecánicos, repetitivos.
En
el corazón está la naturalidad, en la mente los hábitos. La naturalidad
nos permite cambiar, con los hábitos seremos siempre los mismos.
Aquí
tenemos mil razones para cambiar de domicilio; si no lo haces es porque
no quieres.
En
el corazón está el amor, en la mente el deseo. El amor te engrandece,
el deseo te empequeñece. Busca el amor y él te hará libre; sigue con
el deseo y seguirás esclavo de los sentidos.
“Desde
el corazón, mirarás hacia la mente, y
verás al ladrón malvado (ego). Armado
luego de valor, procederás
a su eliminación. Con
infinito amor y determinación, harás
a tu Diosa la petición, para la desintegración. Procediendo
de esta forma lograrás, aquello
que por siglos anhelabas: Liberarte
del yugo opresor, que
cautiva y encierra tu corazón”.
La
Intuición es el lenguaje del corazón, del alma de cada uno de nosotros.
La Intuición no nos miente.
Para
sanar el cuerpo y el alma necesitamos de la Intuición, pues ella nos
dirá dónde están nuestros errores y donde nuestras enfermedades.
Escuchemos
la voz del corazón, descifremos su lenguaje. Es un idioma muy simple,
sin palabras rebuscadas, sin frases enredadas.
La
Intuición será nuestra mejor guía, ella nos avisará del peligro, si estamos
haciendo las cosas bien o mal, hacia dónde debemos movernos, etc.
Maravillosa
Intuición, comúnmente llamada Corazonada (porque viene
del corazón). Confiemos en ella, no nos va a defraudar.
La
facultad es del corazón, no de la mente. Esta enseñanza entra por la
mente, pero si no es depositada en el corazón, no se despierta la facultad.
Los
ojos son las ventanas del alma y el corazón la puerta.
“El
corazón es tu mejor clínica, Dios tu mejor doctor”.
El
amor es lo más importante y no hay que permitir que nada lo destruya.
El que desarrolla el amor dentro de sí, lo lleva a todas partes.
Que
el amor sea tu motor y el servicio tu camino.
In: Autoconhecimento, Fernando Garcia Silva
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